Pasado mañana es miércoles de Ceniza; comienza un tiempo litúrgico de
oración y penitencia, de privaciones voluntarias como el ayuno y la
limosna, de recogimiento...la imposición de la ceniza nos recuerd a lo
fugaz de nuestro paso por esta vida. Por tanto nos quedan dos días de
carnaval, carnaval (de “de carnem levar” que significa quitar la
carne). La privación de la misma históricamente durante la cuaresma
obligaba, por falta de medios para su conservación, a apurar toda la
que se tenía. Con ese motivo el martes se celebraban fiestas para
acabar con todos los productos que se podían echar a perder en esta
época restrictiva. La evolución de la costumbre llevó a darle la
vuelta, y organizar grandes fiestas para realizar además aquellos
actos de los que se arrepentirían durante la cuaresma, exaltando
especialmente los placeres de la carne y convirtiéndose en un período
de permisividad y cierto descontrol, del todo vale y por tanto del uso
de las máscaras.
Y así estamos, cada uno se disfraza de lo que no es,...un gobierno
conservador disfraza su ideología demoscristiana y acuerda la
construcción de un macrocomplejo del juego ...
quizá un gobernante debería generar propuestas de ocio y tiempo libre
en la línea de desarrollo personal y humano acordes a los valores que
deben defender, y promover el arte, el deporte, la naturaleza. Pues
nada, pasamos del JMJ al Eurovegas,...muy edificante.
Un gobierno de izquierdas, disfraza su ideología en favor de los
trabajadores y desvía unos mil millones destinados a ellos en el
conocido “fondo de reptiles”, término que viene de la Alemania
reunificada pero que encaja muy bien con tanto lagarto. Y es tal este
disfraz que para la ideología liberal socialista habría sido más
“progre” apropiarse el dinero de los poderosos o especuladores... y no
precisamente del de los parados.
Y un periódico nacional que se disfraza de pasquín revolucionario de
los que se distribuyen en fotocopias echas en un garaje, y publica en
portada, como exclusiva y sin contrastar, lo que no valdría ni para un
trabajo de una escuela de un chaval jugando a periodista (y de momento
me refiero sólo a la falsa foto de Chávez).
Y un noble, un Duque que se disfraza de bandolero. Al menos podía
aprender de su todavía suegro, que se disfraza de pueblo llano y es
capaz de pedir perdón.
Pero criticar es fácil, o dar la razón al que lo hace.
Puestos en
situación hagamos autocrítica ¿quién, queridos oyentes, no conoce en
su entorno a gente cercana a la que le podía quitar la máscara?. Y con
el débil es más sencillo; en mi entorno profesional desenmascarar a un
alumno que se hace pasar por estudiante se hace con la calificación,
¿pero y a ese otro compañero que se hace pasar por docente o incluso
por profesor?, ¿y qué decir de los que además tienen poder en nuestro
entorno?.
No es fácil pedir al oyente que sea un héroe, pero al menos
todos llevamos alguna máscara que sería bueno planteáramos abandonar
este carnaval...y definitivamente, no hasta el día de resurrección o
el próximo carnaval.
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