lunes, 17 de marzo de 2014

Trivializar el sexo

Astronómicamente este jueves comienza la primavera, ¿porqué no?, otro motivo para inventar una fiesta. 

El pasado viernes, a la entrada de la Universidad, se repartían octavillas para asistir a la Fiesta de la Primavera de Granada. Lo que más me llamó la atención es que la frase para atraer a nuestros universitarios era “Si nos organizamos foll... todos”; y lejos de ser un reclamo más o menos chabacano (recuerdo cuando yo era estudiante universitario los folios colgados en cualquier columna que ponía en grande SEXO y ya en letra pequeña...ya hemos atraído tu atención, se alquila piso...); pero no, aquí no es un reclamo de atención, la letra pequeña de la propaganda indica que en el precio que se incluye autobús de ida y vuelta, tinto, cerveza, ron, vodka, whisky y preservativos primaverales.

Comentándolo con una amiga, la doctora en psicología social Beatriz Montes Berges, me hablaba sobre el problema de la trivialización del sexo. Cada persona tenemos necesidad de una distancia interpersonal, en la que creamos una barrera dependiendo de cada persona, del tiempo relación, y de la cultura; y esto sucede en todos los ámbitos. Por ejemplo, nosotros nos sentimos mucho más molestos en una aglomeración que un chino, mientras que para éstos, un simple contacto en un brazo u hombro al saludarlos es una invasión grande a su intimidad. Pues el alcohol te hace bajar esas barrera que una vez pasados los efectos vuelven a situarse, lo que puede llevar al arrepentimiento de una decisión o acción desinhibida y poco coherente.
Incluso si no se considerara la formación moral de la persona, considerando el sexo como algo tan natural como el comer, nadie come cualquier cosa que se te pone por delante. Claro está que la primavera, y las hormonas revolucionadas aumentan "el apetito", pero bajo ningún concepto podemos convertirnos en animales en celo...la dignidad personal está muy por encima del simple y básico placer.

Viendo la película “Una vida en tres días” una madre trataba de comentar a su hijo adolescente el tema de la sexualidad, éste le cortaba diciendo que todo se lo habían explicado en el colegio, y la madre le daba una lección que deberíamos aplicarnos en el sistema educativo español: la parte más importante de la sexualidad no se os explica, se debería de contar con tanto detalle como se cuenta el aparato reproductor, la afectividad de la misma, los sentimientos, la necesidad de un grado de afectividad, de un cariño, de las emociones que conlleva y del nexo emocional que genera...empezando por un beso en los labios (ahora denominado como un simple “piquito”), nombre que en mi tierra se da a un trocito de pan.

El sexo en la pareja es una forma de conocimiento y crea un vínculo muy poderoso. Es la oportunidad de participar de la intimidad de otra persona, de salir de uno para poder disfrutar plenamente de la entrega. En ninguna otra experiencia se puede estar tan cerca del otro como en la relación sexual, cuando se trata de un acto privado, honesto y cálido, fruto del amor. 

Queridos oyentes, trivializar la sexualidad humana es una perversión, y sólo reproduzco palabras de nuestro carismático papa Francisco.


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